lunes, 29 de agosto de 2016

El sepelio de Rómulo Betancourt fue transmitido en vivo por RCR

Ante las nefastas políticas de Carlos Andrés Pérez y el fracaso de su partido en las elecciones de 1978, Betancourt se vuelve a retirar de la vida pública en 1979, y empieza a viajar por el mundo en compañía de su segunda esposa, Reneé Hartmann.

Rómulo Betancourt falleció el 28 de septiembre, 1981 en el Doctors Hospital de Nueva York, a consecuencia de una embolia cerebral. Irónicamente, el 23 de septiembre había asistido a un juego de béisbol en Yankee Stadium, junto al presidente de Venezuela, Luis Herrera Campins (1979-1984), mostrándose alegre y con la vivacidad que lo caracterizaba. Sus restos fueron trasladados a Venezuela con todos los honores. Su funeral fue una de las mayores manifestaciones de duelo público en la historia de Venezuela, ya que su féretro fue cargado en hombros de simpatizantes desde el Centro de Caracas hasta el Cementerio del Este en La Guairita, ubicado a unos 10 km de distancia. (Venciclopedia.com).

La muerte del “caudillo adeco” fue todo un acontecimiento nacional el 28 de septiembre de 1981. AD era el partido político de mayor influencia en la política venezolana El arraigo popular de Rómulo era tan sólido, que desde el momento en que el ataúd con sus restos entró al espacio aéreo del territorio nacional, procedente de Estados Unidos, ya se había formado en el Aeropuerto Internacional “Simón Bolívar” de Maiquetía una enorme caravana de vehículos para escoltar el cortejo fúnebre hasta el Salón Elíptico del entonces Congreso Nacional. Allí los restos del expresidente serían velados en Capilla Ardiente. A las pocas horas, cientos de ciudadanos hacían largas colas para ver de cerca, al fundador de Acción Democrática e indiscutible líder de la política venezolana durante buena parte del siglo XX. A través del cristal del ataúd se podía apreciar su rostro adusto, como dormido.



Fue Rómulo el autor de la frase “pan, tierra y trabajo”, con el cual AD logró cautivar y aglutinar a una población, cuyos principios democráticos habían estado sumergidos en la oscuridad, después de años de las dictaduras de Gómez y de Pérez Jiménez.



Una vez culminado el velatorio, a las afueras del hemiciclo aguardaba una caravana oficial de vehículos para trasladar el féretro hacia el cementerio del Este, en La Guairita tal y como establecía el programa del Ceremonial para el sepelio de Jefes de Estado. Pero esto no ocurrió. En el momento en que el ataúd estaba siendo sostenido en peso por varias personas para introducirlo en uno de los vehículos, un grupo de personas se abalanzó sobre el féretro logrando apartar con fuerza a los funcionarios de seguridad del Congreso y cargó en sus hombros el ataúd en una lenta caminata hasta La Guairita. No se trataba de un grupo extraño, se podían distinguir a dirigentes sindicales, campesinos y de otros sectores que hacían vida en AD.



En la década de los ochenta, la radio competía con la TV en cuanto a la inmediatez en la transmisión de las noticias de mayor interés. En la frecuencia AM se producían los noticieros tradicionales (Radio Rumbos/ Radio Reloj Continente) y varias emisoras de corte juvenil. De ellas destacaba Radio Caracas Radio, RCR, por sus innovaciones, por la libertad concedida a sus periodistas para el manejo de la información. Estaba dirigida en ese momento por el Lic. Luís Alberto Alarcón.



Las informaciones y reportes sobre el tráfico capitalino era otra de las innovaciones que emergía por esos años. Tango Tango Fox era el nombre de la avioneta desde donde el recordado locutor Germán Blanco formulaba un reporte general del tránsito. Otros locutores de RCR también hacían reportes de tránsito, a bordo de varias motocicletas equipadas con equipos de transmisión.



Luís Alberto Alarcón, quien además de excelente locutor es un ávido periodista, tuvo la genial idea de poner a disposición de los reporteros del Departamento de Prensa, las motocicletas de la Tango para transmitir en vivo las incidencias de esa manifestación de duelo popular en que se había convertido el sepelio del expresidente.



Varios periodistas tuvimos a cargo de la transmisión de la salida del cortejo del Congreso, Manuel Márquez, Andrés Salazar, Xiomara.... Realizamos entrevistas y grabamos las opiniones de los marchantes. En la sala de redacción de RCR estaban los colegas Xavier Rojas, Adela Leal y otras cuyos nombres se escapan.



Cerca de la Plaza Venezuela aguardaba un locutor a bordo de la primera de las motocicletas con equipos de transmisión móvil de RCR. El periodista solo tenía que tomar el micrófono de la moto y narrar lo acontecido hasta ese punto. Los sonidos testimoniales eran reproducidos de un grabador portátil de cinta colocado junto al micrófono. Alarcón había dispuesto varios puntos de encuentro de locutores y periodistas para emitir reportes periódicos a lo largo de la travesía.



La transmisión en vivo exige al periodista una preparación previa, recabar la mayor cantidad de información biográfica, relevante del personaje, con la cual tener elementos para emitir comentarios acertados sobre su trayectoria de vida. Sobre Rómulo Betancourt abundaba material impreso y afortunadamente, en mi caso tenía asignada la fuente política, por lo que me fue fácil reconocer durante la caminata a la mayoría de los diputados.



Hice dos reportes y me trasladé hasta el Cementerio del Este, para esperar a que llegara el cortejo. Entre tanto, hacía una que otra entrevista para tener material de apoyo.



Era las seis de la tarde, en pleno ocaso del poniente cuando comenzaron a llegar al Cementerio los primeros caminantes, varios metros atrás avanzaba lentamente el ataúd. En los rostros empapados de sudor de quienes llevaban sobre sus hombros la pesada carga, la mirada era de entrega, de solidaridad hasta el final, el hoyo donde dejarían caer suavemente el féretro.



Nos tocó nuevamente hacer el reporte del ingreso del cortejo y de la multitud que lo acompañaba, poco a poco fueron ubicándose alrededor de la fosa. Antes de darle sepultura hubo varios oradores quienes dieron su último adiós al caudillo de Guatire.





Al final la multitud se fue disolviendo como los recuerdos de estas crónicas periodísticas que ya forman parte de la historia contada por sus protagonistas.

1 comentario: