jueves, 24 de febrero de 2011

El sepelio de Rómulo Betancourt fue transmitido en vivo por RCR

Ante las nefastas políticas de Carlos Andrés Pérez y el fracaso de su partido en las elecciones de 1978, Betancourt se vuelve a retirar de la vida pública en 1979, y empieza a viajar por el mundo en compañía de su segunda esposa, Reneé Hartmann.

Rómulo Betancourt falleció el 28 de septiembre, 1981 en el Doctors Hospital de Nueva York, a consecuencia de una embolia cerebral. Irónicamente, el 23 de septiembre había asistido a un juego de béisbol en Yankee Stadium, junto al presidente de Venezuela, Luis Herrera Campins (1979-1984), mostrándose alegre y con la vivacidad que lo caracterizaba. Sus restos fueron trasladados a Venezuela con todos los honores. Su funeral fue una de las mayores manifestaciones de duelo público en la historia de Venezuela, ya que su féretro fue cargado en hombros de simpatizantes desde el Centro de Caracas hasta el Cementerio del Este en La Guairita, ubicado a unos 10 km de distancia. (Venciclopedia.com).



La muerte del “caudillo adeco” fue todo un acontecimiento nacional el 28 de septiembre de 1981. AD era el partido político de mayor influencia en la política venezolana El arraigo popular de Rómulo era tan sólido, que desde el momento en que el ataúd con sus restos entró al espacio aéreo del territorio nacional, procedente de Estados Unidos, ya se había formado en el Aeropuerto Internacional “Simón Bolívar” de Maiquetía una enorme caravana de vehículos para escoltar el cortejo fúnebre hasta el Salón Elíptico del entonces Congreso Nacional. Allí los restos del expresidente serían velados en Capilla Ardiente. A las pocas horas, cientos de ciudadanos hacían largas colas para ver de cerca, al fundador de Acción Democrática e indiscutible líder de la política venezolana durante buena parte del siglo XX. A través del cristal del ataúd se podía apreciar su rostro adusto, como dormido.



Fue Rómulo el autor de la frase “pan, tierra y trabajo”, con el cual AD logró cautivar y aglutinar a una población, cuyos principios democráticos habían estado sumergidos en la oscuridad, después de años de las dictaduras de Gómez y de Pérez Jiménez.



Una vez culminado el velatorio, a las afueras del hemiciclo aguardaba una caravana oficial de vehículos para trasladar el féretro hacia el cementerio del Este, en La Guairita tal y como establecía el programa del Ceremonial para el sepelio de Jefes de Estado. Pero esto no ocurrió. En el momento en que el ataúd estaba siendo sostenido en peso por varias personas para introducirlo en uno de los vehículos, un grupo de personas se abalanzó sobre el féretro logrando apartar con fuerza a los funcionarios de seguridad del Congreso y cargó en sus hombros el ataúd en una lenta caminata hasta La Guairita. No se trataba de un grupo extraño, se podían distinguir a dirigentes sindicales, campesinos y de otros sectores que hacían vida en AD.



En la década de los ochenta, la radio competía con la TV en cuanto a la inmediatez en la transmisión de las noticias de mayor interés. En la frecuencia AM se producían los noticieros tradicionales (Radio Rumbos/ Radio Reloj Continente) y varias emisoras de corte juvenil. De ellas destacaba Radio Caracas Radio, RCR, por sus innovaciones, por la libertad concedida a sus periodistas para el manejo de la información. Estaba dirigida en ese momento por el Lic. Luís Alberto Alarcón.



Las informaciones y reportes sobre el tráfico capitalino era otra de las innovaciones que emergía por esos años. Tango Tango Fox era el nombre de la avioneta desde donde el recordado locutor Germán Blanco formulaba un reporte general del tránsito. Otros locutores de RCR también hacían reportes de tránsito, a bordo de varias motocicletas equipadas con equipos de transmisión.



Luís Alberto Alarcón, quien además de excelente locutor es un ávido periodista, tuvo la genial idea de poner a disposición de los reporteros del Departamento de Prensa, las motocicletas de la Tango para transmitir en vivo las incidencias de esa manifestación de duelo popular en que se había convertido el sepelio del expresidente.



Varios periodistas tuvimos a cargo de la transmisión de la salida del cortejo del Congreso, Manuel Márquez, Andrés Salazar, Xiomara.... Realizamos entrevistas y grabamos las opiniones de los marchantes. En la sala de redacción de RCR estaban los colegas Xavier Rojas, Adela Leal y otras cuyos nombres se escapan.



Cerca de la Plaza Venezuela aguardaba un locutor a bordo de la primera de las motocicletas con equipos de transmisión móvil de RCR. El periodista solo tenía que tomar el micrófono de la moto y narrar lo acontecido hasta ese punto. Los sonidos testimoniales eran reproducidos de un grabador portátil de cinta colocado junto al micrófono. Alarcón había dispuesto varios puntos de encuentro de locutores y periodistas para emitir reportes periódicos a lo largo de la travesía.



La transmisión en vivo exige al periodista una preparación previa, recabar la mayor cantidad de información biográfica, relevante del personaje, con la cual tener elementos para emitir comentarios acertados sobre su trayectoria de vida. Sobre Rómulo Betancourt abundaba material impreso y afortunadamente, en mi caso tenía asignada la fuente política, por lo que me fue fácil reconocer durante la caminata a la mayoría de los diputados.



Hice dos reportes y me trasladé hasta el Cementerio del Este, para esperar a que llegara el cortejo. Entre tanto, hacía una que otra entrevista para tener material de apoyo.



Era las seis de la tarde, en pleno ocaso del poniente cuando comenzaron a llegar al Cementerio los primeros caminantes, varios metros atrás avanzaba lentamente el ataúd. En los rostros empapados de sudor de quienes llevaban sobre sus hombros la pesada carga, la mirada era de entrega, de solidaridad hasta el final, el hoyo donde dejarían caer suavemente el féretro.



Nos tocó nuevamente hacer el reporte del ingreso del cortejo y de la multitud que lo acompañaba, poco a poco fueron ubicándose alrededor de la fosa. Antes de darle sepultura hubo varios oradores quienes dieron su último adiós al caudillo de Guatire.











El acto terminó y poco a poco la multitud se fue disolviendo por la bajada de La Guairita como se han ido disolviendo estos pasajes de nuestra historia contemporánea que como hoy, son contadas por sus protagonistas.

Rómulo Betancurt

Una sentida manifestación popular

jueves, 3 de febrero de 2011

Una prensa sin principios

Por: Naomi Wolf*
*Activista política y crítico social; su libro más reciente es Give Me Liberty: A Handbook for American Revolutionaries (Dadme libertad: Manual para revolucionarios estadounidenses.)

Copyright: Project Syndicate, 2011.
http://www.project-syndicate.org/
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
7:51 p.m.
02 de Febrero del 2011





NUEVA YORK - Julian Assange, el fundador de Wikileaks, está en las noticias nuevamente, esta vez después de el ex banquero suizo Rudolf Elmer le hiciera entrega de los registros confidenciales de alrededor de 2.000 personas ricas que, según él, contienen evidencias de lavado de dinero y evasión fiscal. Elmer fue rápidamente declarado culpable de violar las leyes de secreto bancario de Suiza, pero pocos periodistas han exigido que Assange sea procesado por su papel en el asunto. Eso, al parecer, ocurre sólo en los Estados Unidos.

Allí, en medio del debate sobre la continua divulgación de cables clasificados del Departamento de Estado de EE.UU., y mientras el gobierno amenaza a Assange con la extradición y el enjuiciamiento, los periodistas respetados buscan apresuradamente un techo que les proteja. Uno esperaría que los editoriales principales del New York Times, The Wall Street Journal y USA Today, por no mencionar todos los principales programas de televisión, defendieran el derecho de Wikileaks a publicar. En su lugar, todo lo que hemos oído es un silencio torpe, sordo e impresionantemente hipócrita... o peor.

La mayoría de los periodistas americanos entienden perfectamente que Assange no obtiene ilegalmente material clasificado; la parte con responsabilidad penal es quien entrega el material al sitio. Él no es el equivalente de Daniel Ellsberg, que en1971 entregó ilegalmente los Papeles del Pentágono, la historia secreta de las fuerzas armadas de EE.UU. en la guerra de Vietnam; más bien es análogo a The New York Times, que tomó la valiente y correcta decisión de publicar ese material .

Por otra parte, los periodistas estadounidenses saben perfectamente que ellos, también, trafican material clasificado constantemente; de hecho, muchos prominentes periodistas de EE.UU. han desarrollado lucrativas carreras haciendo exactamente lo que Assange. Cualquier cena en los círculos de los medios de comunicación de Nueva York o Washington tiene periodistas que muestran sus mercancías a posibles empleadores o que intercambian favores entre sí, al revelar información clasificada.

Hace poco en la CNN, se produjo un largo silencio cuando pregunté al analista legal Jeffrey Toobin - que llamaba a que se detuviera a Assange - si realmente nunca había manejado información clasificada. Eso es lo que hacen los periodistas serios, después de todo: su trabajo consiste en averiguar lo que los funcionarios de gobierno no quieren revelar.

Los periodistas estadounidenses también saben que el gobierno clasifica la información sobre todo para ahorrarse vergüenzas, o por conveniencia, más que por preocupaciones legítimas de seguridad nacional. Muchos de los libros más vendidos del periodista del Washington Post Bob Woodward, que lo han convertido en el periodista de prensa mejor pagado de Estados Unidos , se basan en información clasificada.

Entonces, ¿dónde están los llamados a la detención de Woodward? ¿Por qué todos estos periodistas, que reciben elogios y dinero por hacer lo que Assange ha hecho, mantienen un silencio cobarde (en mejor de los casos), mientras que un compañero de actividad se enfrenta a amenazas de extradición, prohibición y cargos de espionaje (que pueden implicar la pena de muerte), por no mencionar los llamados a su asesinato?

Una de las razones podrían ser los cargos contra Assange por delitos sexuales. Sin embargo, cualquier periodista serio sabe que los dos asuntos que no deben confundirse. El derecho a la libre expresión se aplica a pícaros y sinvergüenzas, sórdidos personajes, e incluso criminales. De hecho, los casos de libertad de expresión más famosos - los que se supone que muestran al mundo la fuerza y el poder moral de Unidos - implican la protección de expresiones y formas de discurso que la mayoría de la gente decente detesta.

Así, una vez más: ¿por qué los periodistas y editores de EE.UU. convirtieron a Assange en un paria? De acuerdo con Nancy Youssef, periodista de McClatchy Newspapers, la Comisión de Libertad de Prensa del Club de Prensa Extranjera de Estados Unidos en Nueva York declaró que Assange no es "uno de nosotros." La Associated Press se niega a comentar sobre él. Y hasta el Club Nacional de la Prensa ha decidido no hablar públicamente sobre la posibilidad de que Assange puede ser acusado de un delito. En cambio, su defensa ha recaído sobre las organizaciones de la prensa extranjeras.

El caso Assange muestra que no es necesario un golpe de Estado para cerrar una sociedad abierta. Solo hay que realizar algunas tareas críticas clave. Una es intimidar a los periodistas, por ejemplo, acusando a un periodista de alto perfil de "traición" o poner en peligro la seguridad nacional a través de sus reportajes, y luego amenazándolo con la tortura, un juicio transmitido por los medios, o la detención indefinida. No se precisa hacer arrestos en masa ni amenazas adicionales, porque otros reporteros comienzan inmediatamente a limitarse y la autocensurarse... y a atacar al "traidor" de sus filas.

Hay otro sentido en el que, desde la perspectiva de los periodistas bien asentados en EE.UU., Assange "no uno de nosotros". El modelo de negocios del periodismo estadounidense está colapsando; la gente que debería estar defendiendo a Assange se enfrenta a reducciones de salarios o al desempleo, debido en gran parte al medio que él representa. Estos prejuicios interesados de los periodistas en contra de un medio del que no son los guardianes les impide admitir que Assange es un editor y no algún tipo de bloguero terrorista híbrido.

En esto, paradójicamente, se han vuelto como los indignados funcionarios del gobierno de EE.UU. que ahora amenazan a Assange y que además ya no son capaces de controlar el flujo de información. En su conducta hacia Assange, el gobierno de EE.UU. y los principales medios de comunicación estadounidenses arremeten contra el rostro de un futuro en el que no hay guardianes tradicionales, y todas las instituciones viven en casas de cristal.

Esta es la razón por la que perseguir a Assange es inútil y absurdo. Incluso si lo encierran para siempre, el mundo del futuro es un mundo Wikileaks. Tratar de condenarle es como tratar de condenar a la primera persona que instaló un teléfono. En cinco años, todas las principales instituciones tendrán que dar respuesta ante su propia versión de WikiLeaks para que los contribuyentes, los accionistas, los miembros de las comunidades universitarias, y así sucesivamente, puedan ver lo que los guardianes tradicionales prefieren ocultar.

Cuando los intimidan, los periodistas solo pueden protegerse devolviendo el golpe como grupo. Y cuando es inevitable un cambio generado por la tecnología, la integración a una sociedad abierta debe ser una de las principales tareas del periodismo. Pero esa misión hoy parece haberse perdido en los Estados Unidos.

Julian Assange responde

Julian Assange, la valentía del periodismo.
La batalla que se libra en los medios digitales, gracias a periodistas con la valentía de Julian Assange, evidencian  que la sociedad ha entrado a vivir plenamente una nueva etapa en la forma de comunicarse y estar informado. Sin duda que es un momento sumamente interesante para el estudio del periodismo de investigación aunado a la vulnerabilidad de los sistemas diseñados desde las cúpulas del poder para proteger la información clasificada, la que se esconde a la población porque sería vergonzosa.
Como un reconocimiento y apoyo a Julian Assange damos espacio en lapalabraescritayhablada a  
la comunicación de Julian Assange sobre lo que ha estado ocurriendo últimamente con Wikileaks.


Traducción: Grupo Reforma/Olivier Tafoiry



Julian Assange







En 1958, un joven Rupert Murdoch, entonces dueño y director editorial de The News, en Adelaide, escribió: "en la carrera entre hermetismo y verdad, parece inevitable que la verdad siempre prevalecerá".







Su observación reflejaba tal vez la revelación de su padre, Keith Murdoch, de que tropas australianas estaban siendo inútilmente sacrificadas en las costas de Gallipoli por comandantes británicos incompetentes. Los británicos trataron de acallarlo, pero Keith Murdoch se resistió y sus esfuerzos llevaron al término de la desastrosa campaña de Gallipoli.







Casi un siglo después, WikiLeaks publica con la misma audacia hechos que necesitan ser dados a conocer públicamente.







Crecí en un poblado rural de Queensland cuyos habitantes expresaban sin reparos sus opiniones. El Gobierno poderoso les inspiraba recelo porque podía ser corrompido si no era objeto de estrecho escrutinio. Los funestos días de corrupción en el Gobierno de Queensland que precedieron a la investigación Fitzgerald evidencian lo que ocurre cuando los políticos amordazan a los medios masivos para impedir que reporten la verdad.







He guardado presentes estas cosas. WikiLeaks fue creado en torno a estos valores centrales. La idea, concebida en Australia, consistía en utilizar tecnologías de internet de forma novedosa para reportar la verdad.







WikiLeaks acuñó un nuevo tipo de periodismo: el periodismo científico. Trabajamos con otros medios de comunicación para llevar información a la gente, pero también para demostrar su veracidad. El periodismo científico le permite a uno leer una noticia y dar un clic en línea para consultar el documento original en el cual se basa. Así, es posible formarse su propia opinión: ¿la información será cierta? ¿fue reportada con precisión por el periodista?







Las sociedades democráticas requieren de medios masivos fuertes y WikiLeaks es uno de ésos. Los medios ayudan a mantener honesto al Gobierno. WikiLeaks ha revelado algunas verdades dolorosas acerca de las guerras en Iraq y Afganistán, además de dar a conocer noticias de corrupción corporativa.







La gente ha dicho que soy antiguerra: quiero dejar patente que no lo soy. Las naciones a veces necesitan librar guerras y hay guerras justas. Pero no existe nada peor que un Gobierno que le miente a su pueblo respecto a esas guerras y les pide a esos mismos ciudadanos que sacrifiquen su vida y sus impuestos a esas mentiras. Si una guerra es justificada, basta con decir la verdad y la gente decidirá si la apoya o no.







Si ha leído cualquiera de las bitácoras relativas a las guerras en Afganistán o Irak, cualquiera de los cables de las embajadas estadounidenses o cualquiera de las notas sobre lo reportado por WikiLeaks, considere la importancia que reviste para todos los medios el poder reportar libremente estas cosas.







WikiLeaks no es el único en publicar cables de embajadas estadounidenses. Otros periódicos, entre ellos el británico The Guardian, The New York Times, el español El País y el alemán Der Spiegel han publicado los mismos cables redactados.







No obstante, es WikiLeaks, como coordinador de estos otros grupos, el que ha recibido los ataques y acusaciones más arteros del Gobierno estadounidense y sus secuaces. Me han acusado de traición, aunque soy australiano, no ciudadano estadounidense. En Estados Unidos, se han lanzado docenas de llamadas serias a que las fuerzas especiales estadounidenses me "eliminen". Sarah Palin alega que deberían "perseguirme como a Osama bin Laden", una propuesta de ley republicana actualmente en estudio en el Senado de EU busca que me declaren "una amenaza transnacional" y que se lidie conmigo de manera consiguiente. Un asesor del Primer Ministro canadiense ha pedido en televisión nacional que se me asesine. Un autor de diario en línea estadounidense ha exhortado a que se secuestre y lastime a mi hijo de 20 años, aquí en Australia, con el simple fin de herirme.







Y los australianos deberían sentirse poco orgullosos al observar la vergonzosa forma en que Julia Gillard y su Gobierno le siguen el juego a estos sentimientos. Los poderes del Gobierno australiano parecen estar enteramente al servicio de Estados Unidos, trátese de la posibilidad de cancelar mi pasaporte australiano, o de espiar o acosar a defensores de WikiLeaks. El Procurador General australiano hace todo lo posible para respaldar una investigación estadounidense claramente enfocada en incriminar a ciudadanos australianos y embarcarlos a Estados Unidos.







La Primera Ministra Gillard y la Secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton no han expresado la menor desaprobación respecto a las otras organizaciones de medios. Eso se debe al hecho de que The Guardian, The New York Times y Der Spiegel son antiguos y grandes, mientras que WikiLeaks aún es joven y pequeño.







Somos los desvalidos. El Gobierno Gillard busca dispararle al mensajero porque no quiere que se revele la verdad, la cual incluye información relativa a sus propias maniobras diplomáticas y políticas.







¿Acaso las numerosas amenazas de violencia proferidas públicamente contra mí y otros empleados de WikiLeaks han dado lugar a la menor respuesta del Gobierno australiano? Uno podría haber pensado que una Primera Ministra australiana defendería a sus ciudadanos de semejantes cosas, pero sólo han surgido aseveraciones de ilegalidad totalmente carentes de fundamento. La Primera Ministra, y más particularmente el Procurador General, deben desempeñar sus cargos con dignidad y por encima del aquelarre. Que no le quepa la menor duda de que estos dos buscan salvar el pellejo. No lo lograrán.







Cada vez que WikiLeaks publica la verdad respecto a abusos perpetrados por agencias estadounidenses, los políticos australianos unen sus voces a las del Departamento de Estado en un estribillo a todas luces falso: "¡Están poniendo vidas en peligro! ¡Seguridad nacional! ¡Ponen en riesgo a las tropas!" Luego afirman que lo publicado por WikiLeaks no encierra nada importante. Las dos cosas no pueden ser ciertas. ¿Cuál es la buena?







Ninguna lo es. WikiLeaks tiene un historial de publicación de cuatro años. Durante ese periodo, hemos cambiado a Gobiernos enteros pero, hasta donde se sabe, no se ha lastimado a una sola persona. Pero Estados Unidos, con la complicidad del Gobierno australiano, ha matado a miles de personas en tan sólo los últimos meses.







Robert Gates, Secretario de Defensa estadounidense, admitió en una carta enviada al Congreso de su país que la revelación de las bitácoras relativas a la guerra en Afganistán no había vulnerado ningún método o fuente de información sensible. El Pentágono afirmó que no existía ninguna evidencia de que los reportes de WikiLeaks habían redundado en daño a alguna persona en Afganistán. En Kabul, la OTAN declaró en CNN que ninguna persona requería protección. El Departamento de Defensa australiano dijo lo mismo. Ningún soldado o fuente australiana ha resultado herido por algo que hayamos publicado.







Sin embargo, nuestras publicaciones han distado mucho de ser irrelevantes. Los cables diplomáticos estadounidenses revelan algunos hechos impactantes:











- Estados Unidos le pidió a sus diplomáticos que les robaran material humano e información personal a funcionarios de la ONU y grupos de derechos humanos, como ADN, huellas digitales, escaneos del iris, números de tarjetas de crédito, contraseñas de internet y fotografías de identificación, todo ello en violación de los tratados internacionales. Se presume que diplomáticos australianos de la ONU también podrían ser blancos de ello.







- El Rey Abdullah de Arabia Saudita le pidió a Estados Unidos que atacara a Irán.







- Funcionarios de Jordania y Bahráin quieren que el programa nuclear iraní sea detenido por cualquier medio posible.







- La investigación británica sobre Iraq fue arreglada con el fin de proteger "intereses estadounidenses".







- Suecia es miembro encubierto de la OTAN y comparte información con Estados Unidos sin conocimiento del Parlamento.







- Estados Unidos recurre a métodos enérgicos para que otros países reciban a detenidos liberados de la Bahía de Guantánamo. Barack Obama sólo aceptó reunirse con el Presidente de Eslovenia si dicho país aceptaba a un prisionero. Se le ofreció millones de dólares a Kiribati, nuestro vecino del Pacífico, para que recibiera reos.







En el fallo histórico emitido en el caso de los llamados "Pentagon Papers", la Suprema Corte estadounidense expresó que "sólo una prensa libre e independiente puede efectivamente revelar engaño en el Gobierno". La tormenta que envuelve hoy a WikiLeaks refuerza la necesidad de defender el derecho de todos los medios masivos a revelar la verdad.







*Julian Assange es director editorial de WikiLeaks.